El nuevo logo de Google y el flat design

Mucho se ha hablado en la recta final de este año sobre el nuevo logo de Google, que nos llegó casi por sorpresa en septiembre de 2015. Opiniones de todos los tipos, como suele pasar con este tipo de decisiones, pero ante todo, sin dejar indiferente a nadie, lo que en concepto de diseño y marketing ya es un tanto.

Google es una marca poco amiga de grandes cambios, así lo atestiguan sus logos a lo largo de estos más de 15 años, donde han sido capaces de amoldarse a las tendencias del diseño en cada momento manteniendo a su vez una entidad reconocible por los usuarios. En el caso de Google, es la gama de colores la que ha acompañado a la marca desde sus inicios, y es lo que ha sido la base de su identidad corporativa: poco a poco, los cambios fueron centrándose en la tipografía, pasando a pequeños retoques sobre sus caracteres (estilizando su infantil diseño primigenio, o añadiendo detalles personalizados a sus letras, como la leve inclinación de la letra ‘e’).

La última actualización de la imagen de la marca vuelve a seguir las tendencias de lo que se ha venido a llamar flat design, lineas sobrias, colores planos, diseños minimalistas, caracteres ordenados. Todo enfocado al inevitable orden que requieren los nuevos diseños que empiezan a funcionar en un mundo responsive.

A tales efectos, Google se deshace de las serifas de sus caracteres, adaptándolos a la tipografía sans que se ha hecho fuerte en todos los dispositivos móviles, adopta un trazo uniforme y geométrico (la geometría, tan presente muchas veces en el diseño, se ha convertido en uno de los pilares del nuevo mundo responsive). Lineas rectas y curvas regulares para un logo pensado para el multidispositivo y para los nuevos tiempos que están por venir.